Katinka Hosszu, una máquina perfecta

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competes in the **** on day ten of the 16th FINA World Championships at the Kazan Arena on August 3, 2015 in Kazan, Russia.

Kazan, Russia.

Jorge Bados

Se suceden las pruebas en Kazán. El Estadio de fútbol que acoge desde ayer hasta el próximo domingo el Campeonato del Mundo de natación está presenciando, en vivo, registros y actuaciones de otro planeta. De ese otro planeta venía Katinka Hosszu. Y llegaba a Kazán tras un año de mucha carga competitiva, donde prácticamente nadaba competiciones cada diez días. De Europa a USA; de USA a Europa. Un Meet, unas Swim Pro Series, unos Nats-Open, etc. A todo se apuntaba. Todo lo quería nadar. Esta máquina creada para nadar sabía que este año pre-olímpico era clave para congraciarse como una de las mejores nadadoras de la historia. En su Camino a Río le faltaba algo, y ese algo ya lo tiene desde hoy: un Récord del Mundo en piscina de 50 metros.

No ha sido cualquier Récord. La plusmarca que hoy destroza la húngara es la de los 200m. estilos, en posesión de la norteamericana Ariana Kukors desde el famoso Mundial de Roma 09′, donde el poliuretano provocó la lluvia de Récords Mundiales en cascada. Seis años después, dos Mundiales íntegros después (Shanghái 11′ y Barcelona 13′), la ya plusmarquista mundial entra en la historia de la natación. Con 2.06.12 rompe por -0.03 el 2.06.15 que tenía Kukors.

Pero no todo fue tan sencillo como una conjugación de marcas o una metamorfosis de unos parciales perfectos. A todo ello hay que sumar el tramo que va entre la sesión matinal y la sesión vespertina. ¿Qué estaría pensando? ¿Qué le diría Shane Tusup, su coach-husband? Probablemente hablaron lo que posteriormente se pudo corroborar. La baja en la semifinal del 100m. espalda de la húngara (que se nadaba minutos antes a la final de estilos) terminaba de confirmar que las horas intermedias en el hotel de concentración habían servido para mentalizarse de una cosa: hoy tenía que ser. Y así fue. La campeona mundial renunció a una prueba de espalda donde había puesto en la mañana de hoy, con 58.78, la Mejor Marca Mundial del año y una serio golpe de autoridad de cara a otro Récord del Mundo que bien podrá batir de aquí en adelante (58.12). Esa renuncia llevaba implícito que la máquina perfecta debía funcionar, sin fallos, perfeccionando aciertos, sobrepasando límites jamás vistos. Con un Kazan Arena en pie, la húngara, que hoy será Reina, batió uno de los Récords más duros de la historia de la natación. Iron Lady se volvió humana para llorar, junto a su marido, por lo logrado en Rusia.

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