Hace algunas semanas, Rosana Voltes Díaz (83/ Metropole), una de las mejores nadadoras de la natación canaria, decía adiós a la alta competición. Lo hacía a través de una emotiva carta a toda la «familia acuática», y que pueden leer tras el vídeo que hemos realizado de esta fantástica deportista. Disculpar el retraso en la elaboración y publicación del mismo, que no hicimos en el momento de la noticia de Rosana.

Querida Familia Acuática. Me cuesta mucho decir adiós, es algo que venía retrasando para no ahogarme en margullos de recuerdos entrañables. Las obligaciones profesionales me llevan por otros derroteros, otros intereses, otro país…

Fueron muchos los buenos momentos deportivos y personales que hemos vivido juntos dentro y fuera del agua compartiendo entrenos, viajes, campeonatos, fiestas y sobre todo vivencias que llevaré siempre conmigo. ¡Tengo tanto que agradecer! Gracias a las personas que me han ayudado a superarme: compañeros, entrenadores, directivos, empleados… no quiero dejar de mencionar a mi familia por sus largas esperas, por su ánimo desde las gradas y por estar siempre donde y cuando les necesité para hacer posible que pudiera practicar este deporte que tantas satisfacciones me ha dado. Sobre todo agradezco a mi padre que viviera tan de cerca mi evolución como nadadora. Tampoco olvido mis comienzos en el Club Natación Ciudad Alta donde alcancé mis primeros logros.

La natación ha sido mi mundo, mi tabla de salvación en los momentos bajos, mi razón y mi alegría. Le debo gran parte de lo que soy, ya que el esfuerzo de la disciplina diaria, la conciencia de equipo, la madurez que da la gloria de los triunfos o el abatimiento de los malos resultados han forjado mi carácter y personalidad. Las brazadas de superación me han hecho más fuerte para afrontar nuevos retos en la vida.

El Club Natación Metropole me ha aportado grandes cosas que valoro, como la posibilidad de vivir experiencias maravillosas en torno a la piscina. En sus instalaciones me empapé de ilusiones y del esp’iritu deportivo que siempre me acompañará. Lo considero una escuela de vida que me abrió sus puertas. Fue un honor defender sus colores.

Gracias de nuevo a todos. Mi mejor trofeo ha sido conseguir entre corcheras la cantidad de amigos-as que espero conservar.

Un fuerte abrazo y hasta siempre.                                        Rosana Voltes